Un test que mide nuestra competencia musical

A pesar de que existen diversos tests para medir la competencia musical, en el año 2010 Wallentin, et al. realizaron tres experimentos para validar un nuevo test de oído musical más eficaz y  al que han bautizado como MET (Musical Ear Test). En resumen, se trata de un test creado para medir de forma objetiva las habilidades musicales tanto de músicos como de no músicos. La duración total de la prueba gira en torno a los 20 minutos. En el primer experimento, los resultados mostraron puntuaciones claras que permitían diferenciar los músicos de los no músicos. En el segundo experimento se observa como la experiencia musical influye de forma positiva en la popular prueba de imitación (entrenamiento auditivo), que se suele hacer en las academias de música de Dinamarca (exámenes de ingreso, exámenes finales, etc.). En el tercer y último experimento realizado se manifestó en el grupo de músicos profesionales, una correlación entre los resultados obtenidos en el test con el tiempo que le dedicaban al estudio de su instrumento. Así que ya sabes, si quieres aumentar tu competencia musical: a estudiar el instrumento.

En los últimos años el número de investigaciones relacionadas con la cognición musical ha ido en aumento, y con ello, se ha podido evidenciar que la música se procesa de una manera distinta según se trate de un grupo de músicos o no músicos, p.ej. en los resultados obtenidos a partir de técnicas de neuroimagen funcional (RMf, PET, SPECT). Todo ello se ha visto relacionado con las diferentes formas de organización en la estructura cortical y subcortical de nuestro cerebro. A pesar de la correlación existente entre la experiencia musical y el procesamiento de ésta, en ocasiones no se le presta demasiada atención en la bibliografía específica, quizás por la falta de sencillas pruebas (test) que midan la competencia musical de una forma eficiente.

Como dijimos al principio, existen diferentes test para medir la competencia musical, como por ejemplo el “Seashore’s Measure of Musical Talents”, resultado de los trabajos pioneros del profesor Charles Seashore quien la trató de medir de diferentes formas, p.ej. con el “test de aptitudes musicales”. Con este test se intentaron medir parámetros como: la altura, la melodía, la textura, el ritmo, la intensidad, o la duración. Seashore fue el primero en desarrollar este tipo de mediciones y a partir de sus trabajos se comenzaron a medir otros parámetros más complejos como la armonía. También existen otras pruebas como el “Montreal Battery of Evaluation of Amusia” que contiene seis subtest, cinco de ellos a partir de dos frases musicales en las cuales la segunda podría sufrir o no una variación en algún parámetro musical (ritmo, melodía, etc.) que el participante tendrá que identificar. La última prueba tiene relación con la memoria musical; el test global tiene una duración de una hora y media, y está pensado para personas con habilidades iniciales en la música, p.ej. pacientes con amusia congénita. También existen otros test como el “imitation test”, se trata de reproducir frases rítmicas y melódicas cortas cantando, y con palmadas; la relación causal no ha sido estudiada para este test de 10 minutos. El “imitation test” puede no resultar óptimo para conocer las habilidades musicales profesionales y amateurs, además, para investigación experimental la imitación puede no ser del todo buena, dado que utiliza parámetros subjetivos –aunque si lo pensamos bien las pruebas donde debemos afirmar si algo es igual o diferente a lo anterior, también podrían tener un componente subjetivo como el azar (suerte).

Pero, quizás el test que más se aproxime al ideado por el trabajo de Wallentin, et al. (2010) sea el “Advanced Measure of Musical Audiation” creado por Gordon (2007). Se trata de evaluar la “aptitud” -no la actitud- musical a través de desviaciones/variaciones rítmicas o melódicas de un fragmento. El MET es una prueba de oído que consta de 104 ensayos donde debemos identificar si dos frases cortas son iguales o distintas. Dado que se pretendía que la prueba fuera corta y sencilla, únicamente se trabajó con la melodía (52 pares de frases con timbre de piano), y el ritmo (52 pares de frases rítmicas con timbre de caja china). La prueba melódica contenía entre 3 y 8 tonos y se reprodujo al igual que la rítmica a 100 pulsaciones por minuto, apareciendo cada uno de los ensayos de forma aleatoria. Las respuestas se conocen al final del test.

Con la intención de validar el MET se llevaron a cabo los tres experimentos resumidos al principio. En el primer experimento se muestra como el test MET es capaz de diferenciar los músicos de los no músicos. En el experimento tomaron parte 40 personas (20 músicos y 20 no músicos). La prueba auditiva se realizó con ordenador portátil y auriculares, y en los resultados se obtuvieron puntuaciones más altas en melodía y ritmo en los 20 participantes músicos. La prueba fue relativamente corta y no requería ningúna interpretación subjetiva. Resulta curioso que a pesar de que las habilidades musicales no se limitan únicamente a la discriminación auditiva, éstas pueden predecir que la capacidad motora y la habilidad de discriminación auditiva se desarrollan a la vez como consecuencia de la formación musical. Por ello, el MET podría considerarse una prueba sustituta para medir ambas capacidades. Para medir esto se realizó un segundo experimento, evidenciando así que la experiencia musical posee correlación con la capacidad para la imitación musical. En este segundo experimento tomaron parte 21 personas (16 músicos de jazz y 5 no músicos), y fue realizado con 60 ensayos donde los participantes escucharon una frase musical breve y posteriormente tuvieron que reproducirla. Treinta de los ensayos fueron frases melódicas y reproducidas de forma verbal, y los otros 30 fueron frases rítmicas, reproducidas con palmadas. Las frases musicales se presentaron con altavoces conectados al portátil. Las interpretaciones fueron valoradas como correctas (1 punto) o incorrectas (0 puntos). Los resultados mostraron una fuerte correlación entre la prueba de imitación y el MET en el grupo de músicos y no músicos en ambas pruebas (rítmicas y melódicas), lo que dejaría entrever que las pruebas de discriminación auditiva pueden utilizarse como medida sustitutoria para medir competencia musical. Esto podría ser bueno ya que la prueba de imitación contiene un componente subjetivo importante –es evaluada únicamente por la persona que implementa el test. Sería interesante conocer de forma precisa cuantas horas pasan estudiando los músicos, y de qué manera precisa esto pudiera influenciar en los resultados, lo mismo sucedería con la edad en que los participantes que tomaran parte en estudio comenzaron a estudiar música. Así pues, este trabajo también contiene algunas carencias, como no haber agrupado a los estudiantes según su nivel educativo, o no haber utilizado un rango de edad mayor para ver si realmente esto podría alterar de algún modo los resultados. Otro punto que podría haberse medido con el MET es la relación entre la memoria musical y la memoria verbal. Este fue el  motivo por el que se diseñó un tercer y último experimento.

Este tercer y último experimento para medir la competencia musical se llevó a cabo con 60 personas (18 músicos profesionales, 21 músicos amateurs y 21 no músicos). Los músicos profesionales fueron definidos como músicos que se ganaban la vida tocando música y/o que fueron educados en academias de música (13 músicos de jazz/rock y cinco de música clásica). Se consideró músicos amateurs aquellos que habían tocado un instrumento durante al menos dos años, y que durante el último año habían estudiando al menos una hora por semana. La edad de inicio y el número de horas de práctica por semana durante el año se utilizaron como covariables. Para comenzar este último experimento se llevó a cabo una prueba de retención de dígitos, a partir de cuatro dígitos, los participantes repetían una secuencia de números leídos en voz alta, inmediatamente después de su lectura en voz alta (por parte del experimentador). En cada nivel se les dio a los participantes cuatro ensayos (pruebas), para pasar al siguiente nivel. Los participantes tendrían que realizar correctamente al menos 3 de los 4 ensayos. El MET se utilizó de la misma forma que en los experimentos anteriores. Todos los análisis se llevaron a cabo con el modelo ANOVA (músicos aficionados, músicos profesionales y no músicos) –para contrastar más de dos medidas. En los resultados se pudo comprobar que los no músicos tenían una retención de dígitos menor que los músicos profesionales. Por otra parte, no hubo diferencias entre los no músicos y los músicos amateurs, ni tampoco entre los músicos profesional y amateurs. En cambio en la prueba musical sí hubo diferencias importantes entre los tres grupos. Entre los resultados más significativos encontramos que en los músicos profesionales existe una correlación entre el número de horas dedicada al estudio musical y la puntuación obtenida en el test, y otra correlación –aunque menos fuerte– entre las puntuaciones del MET y la retención de dígitos.

En resumidas cuentas se podría decir que con un test de 20 minutos (MET) se puede medir la competencia musical tanto en músicos (amateurs y profesionales) como en no músicos. Además, los resultados manifestaron que nuestra capacidad para reproducir frases musicales previamente escuchadas de forma óptima está relacionado con la cantidad de horas que dedicamos al estudio de la música. Así mismo, las variables demográficas (género, nivel educativo, edad), no parecen tener repercusión en los resultados, aunque cabría realizar estudios más amplios para confirmar esta afirmación.

Por último comentar que después de tratar de buscar en Internet el test (MET) para medir la competencia musical, nos ha sido imposible encontrarlo, por lo que si dispones de él, te animamos a compartirlo en los comentarios. Gracias.

+ Información en: Wallentin, M., Højlund Nielsen, A., Friis-Olivarius, M., Vuust, C., & Vuust, P. (2010). The Musical Ear Test, a new reliable test for measuring musical competence. Learning and Individual Differences, doi:10.1016/j.lindif.2010.02.004

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