No conozco mejor motivación para un alumno de música que permitirle desarrollar su creatividad

Desde Musicoguia hemos entrevistado a Emilio Molina, Director del Instituto de Educación Musical (IEM) y Doctor por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Ha sido Catedrático de Repentización, transposición instrumental y acompañamiento del Real Conservatorio Superior de Madrid durante más de 30 años y Profesor de Improvisación en la Escola Superior de Música de Cataluña durante 15 años. Es Profesor de Improvisación al piano de la Escuela Superior de Música «Reina Sofía” y Profesor Asociado en el Conservatorio Superior Liceo de Barcelona. Cursó Estudios Superiores de Piano, Violín, Composición, Dirección de Orquesta, Dirección de Coros, Pedagogía musical, Música de Cámara y Acompañamiento en los Conservatorios Superiores de Murcia y Valencia. Premio Fin de Carrera. Realizó cursos internacionales de Granada, Santiago de Compostela, Villafranca del Bierzo, San Sebastián, Niza, Munich, … con los maestros Cervera, C. Bernaola, T. Marco, L. de Pablo, C. Halfter, E. Jordá, P. Juseau, Quatrocchi y S. Celebidache. Licenciado en Filosofía y Letras. Compositor, premios en los concursos «Ciudad de Granada», «Manuel Valcárcel» de Santander, «Luis Cóleman» y «José Miguel Ruiz Morales» de Santiago de Compostela. Premiado también en el Concurso «Manuel Palau» de Dirección de Orquesta en Valencia. Grabaciones de sus obras en los estudios de Radio Nacional de España, Radio 2. Estrenos en España (Teatro Real de Madrid, Cursos de verano de Santiago de Compostela, Festival de Música Contemporánea de Alicante,…) y América (Argentina, Perú, México,…). Concertista especializado en el CONCIERTO-IMPROVISACIÓN al piano. Pedagogo. Pionero en la introducción y el desarrollo de la Improvisación dentro de la Didáctica musical de los Conservatorios españoles ha realizado una intensa labor de investigación sobre la Improvisación y el desarrollo de la creatividad aplicada a la Metodología de la enseñanza de las distintas especialidades musicales. Creador de un Instituto de Educación musical que lleva su nombre y promotor de los Cursos de verano de Improvisación y Pedagogía musical de Toledo, Cáceres, Córdoba y Salamanca centrados en la Improvisación como Sistema Pedagógico. Insignia de honor del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (RCSMM) (2016-11-17). Medalla de honor de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, de Madrid (ESMRS) (2017-06-13). Es invitado a impartir Cursos de Improvisación al Piano y de Improvisación aplicada a la enseñanza musical por conservatorios, departamentos culturales de las comunidades autónomas e instituciones musicales españolas, Academia Sibelius de Finlandia, SIEM de Italia, Conservatorio Superior de Bruselas, Conservatorio Nacional de México D.F., Universidad Veracruzana y Universidad de Nuevo León en Méjico. Puedes consultar su biografia completa en: https://www.metodoiem.com/emilio-molina/

ENTREVISTA

1. Usted tiene una dilatada trayectoria pedagógica en diferentes Centros de Educación Superior en España. ¿Cuál ha sido su percepción respecto a cómo han ido cambiando los Estudios Superiores en España desde que comenzó como profesor, a estos últimos años? Pros y contras de todos estos cambios.

EM. He trabajado en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba y posteriormente, desde 1981, en el RCSM de Madrid. También en la Escuela Superior de Música de Cataluña y en la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Mi experiencia en todos esos centros es que la música ha ido superando barreras. Para mí la más importante fue la de la incorporación del Piano Complementario y el Análisis a los estudios de enseñanzas profesionales y de la improvisación a los estudios superiores.

Con esos cambios se ha propiciado la posibilidad de cambio de pensamiento pedagógico de profesores y alumnos. Sin embargo todavía hay un predominio claro de la faceta “intérprete” sobre la faceta “compositor”. Es decir, los Centros siguen potenciando la interpretación por encima de cualquier otro componente educativo musical de forma que se ha producido un avance muy considerable en el plano de la técnica instrumental pero que no siempre se corresponde con el plano de conocimiento del lenguaje.

2. El método IEM está basado en la improvisación (creatividad), el análisis musical y la educación auditiva, y lleva toda la vida trabajando estos aspectos e incluso ha defendido su tesis doctoral sobre estos temas. ¿Cómo y por qué cree que esta metodología IEM puede ayudar a recibir una educación musical más holística en los diferentes ámbitos educativos de aplicación (escuelas de música, conservatorios, etc.)?

EM. Siempre he defendido el paralelismo entre lenguaje y música, por tanto, al entender la música como un lenguaje, pienso que se debiera hablar, escribir y leer. Teniendo en cuenta que hablar se identifica con improvisar y que la improvisación musical necesita de conocimientos y práctica del lenguaje ya podemos deducir el resto.

Si reduces la enseñanza de un lenguaje a la lectura (que en la enseñanza musical tradicional significa lectura de notas sin comprensión de su significado en el contexto) obtendremos como resultado que los músicos son grandes intérpretes de una partitura pero nulos conocedores del lenguaje puesto que no se plantean utilizarlo libremente para hablar (improvisar).

Las herramientas del análisis y la audición son complementos totalmente necesarios. Con el análisis extraemos los contenidos de una pieza, digamos que aprendemos a trocearla con lógica, con la audición incorporamos esos contenidos a nuestra mente y con la improvisación los ponemos en práctica en nuestro instrumento; como resultado podemos hablar el lenguaje, siempre dentro del nivel de nuestros conocimientos y de nuestra técnica instrumental.

Todo este conjunto de factores es tenido en cuenta por el Método IEM que aprovecha además el extra de motivación que se origina al convertir al alumno de música en un compositor e intérprete simultáneo. No conozco mejor motivación para un alumno de música que permitirle desarrollar su creatividad.

Esta forma de entender la enseñanza es aplicable en cualquier instrumento y cualquier nivel.

El Método IEM convierte al alumno en compositor y en intérprete de sus propias composiciones. El alumno aprende a ver en cada pieza un modelo que puede imitar con sus propias herramientas. La pieza no es el objetivo final sino el material sobre el que se apoya nuestra improvisación o composición. Cada pieza es un manantial de conocimientos que son el verdadero objetivo de la enseñanza. A partir de esos conocimientos ya podremos improvisar para expresar nuestra propia personalidad.

3. Nos parece titánico el esfuerzo y el tiempo que ha dedicado a generar contenido gratuito a través del canal de YouTube https://www.youtube.com/@metodoiem/videos Nos gustaría agradecerle mucho este material que es de gran interés para todas las personas interesadas en la educación musical. ¿Cree que en la actualidad los profesores de instrumento le dan la importancia que merece en sus clases a la improvisación, el análisis y la educación auditiva?

EM. Francamente, no. Puede que algunos profesores tengan amplios conocimientos de esas tres materias pero de un modo u otro no se siente la necesidad de generar una educación musical que incorpore esos tres pilares fundamentales. El profesorado de instrumento está tan sumergido en su objetivo de técnica instrumental que con frecuencia olvida casi totalmente cualquier otro objetivo, incluso aunque las leyes actuales intenten potenciar el desarrollo de la creatividad y alaben los grandes beneficios para la formación que acarrearía para el alumnado.

Por otra parte el profesor de instrumento, e incluso el de lenguaje, piensa que esas materias ya son atendidas por los profesores de otras asignaturas y por tanto no son de su incumbencia.

Hemos parcelado la enseñanza, en el instrumento se enseña la técnica instrumental y en las demás asignaturas (que generalmente tienen una consideración de segunda categoría) podemos aprender la armonía, el análisis, … todo ello sin una clara conexión con la técnica instrumental. ¿Para qué necesito yo, que toco el violín, saber los acordes tonales y las escalas modales? ¿Qué relación tiene con la obra que estoy estudiando el conocer las inversiones de los acordes o la relación de unos acordes de una estructura armónica? Estas preguntas se plantean y se responden fácilmente. Ninguna relación, al menos tal como las trabajamos. Por una parte, la técnica instrumental y por otra, la comprensión del lenguaje. Como no cambiemos de estrategia no cambiarán los resultados.

4. ¿Piensa que la investigación (musicológica, performativa, compositiva, pedagógica, etc.) en los Conservatorios Superiores de Música es demasiado incipiente y que ésta debería desarrollarse aún más?

EM. Yo creo que en los niveles superiores hay ramas especializadas en esas materias que atienden perfectamente los conocimientos de composición, musicología y pedagogía (y por supuesto la interpretación) pero cuentan con un alumnado que viene con muchos años de atraso y de formación muy sesgada, muy parcial. La improvisación, tal como la entendemos en el IEM, no es solo un complemento más o menos agradable sino que es una necesidad. Si volvemos al paralelismo con el lenguaje hablado, es como si nos dedicáramos a aprender a hablar un lenguaje recitando únicamente fragmentos de poesías o textos de una novela, siempre sin poder decir ni una palabra ajena a esos textos. Evidentemente es una situación absurda y difícil de comprender. Nadie aprende a hablar un idioma sin hablarlo libremente. En un idioma aprendes vocabulario, construcciones, sintaxis,… pero todo ello es para expresarte a ti mismo. En música nos dedicamos a repetir incansablemente una misma pieza hasta la saciedad pero no aprendemos nunca a utilizar nuestro instrumento con libertad y con creatividad.

Por consiguiente, si en las etapas elementales y profesionales no aprendemos a hablar (improvisar) difícilmente vamos a conseguirlo en la etapa superior y por supuesto no vamos a incorporar sus beneficios a nuestra forma de enseñar. Es un círculo vicioso.

5. Al hilo de la pregunta anterior, ¿considera que la formación general del intérprete de música (violín, piano…) tanto en términos de aplicabilidad (conocimiento de la industria musical, emprendimiento,…) como en términos humanísticos (sociología-historia-psicología de la música…) y didácticos (métodos de educación musical a través de la música y didáctica del instrumento) es todavía muy pobre y debería tener un mayor peso en los planes de estudio? ¿Por qué?

EM. La formación actual del intérprete es sobre todo técnica e instrumental; desde ese punto de vista es impecable. Sin embargo suele ser deficiente en otros aspectos sobre todo en el desarrollo de la creatividad, el análisis y la improvisación. Los planes de estudio permiten y alientan el cambio pero los profesores no tienen preparación adecuada para llevarlos a cabo con un mínimo de criterio.

Seguramente las leyes que rigen la enseñanza podrían ser un poco más explícitas en ese sentido, obligando a evaluar no solo los conocimientos técnicos sino también otros como la improvisación. Yo naturalmente hablo desde mi punto de vista que está centrado en la utilización libre del instrumento para expresarse a sí mismo o a otros. Por eso defiendo a ultranza la visión de un instrumentista que sabe interpretarse a sí mismo.

Piensa en alguien que ha aprendido un idioma. Primero piensa lo que quiere decir y después lo dice. Es un señor que piensa y sabe expresarlo en el idioma que ha aprendido. El músico clásico siempre parte de una partitura. Siempre lee. No necesita pensar lo que quiere decir. Siempre se lo dan escrito. Su misión consiste en interpretar correctamente lo que ve en el papel. No sabe hablar. Sabe leer.

Esperemos que eso pueda cambiar poco a poco.

6. Si pudiera volver atrás ¿volvería a dedicarse a la enseñanza musical? ¿Por qué?

EM. Efectivamente, volvería a seguir ese camino que ha marcado toda mi vida profesional. Estoy contento de haber encontrado una línea de trabajo que, en primer lugar, dio un sentido a mi vida profesional y además supone un avance para la pedagogía musical, una ayuda a multitud de profesores que han encontrado la fórmula para sentirse bien haciendo música y sentirse mucho mejor cuando la enseñan a otros.

También pienso que los cambios en la educación hay que verlos a largo plazo y que no se puede introducir una transformación de los métodos de enseñanza y pensar que van a poder ser puestos en práctica en unos días. Se necesitan años e incluso generaciones para obtener resultados. Pero llegará.

¡MUCHAS GRACIAS!

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