¿Qué factores influyen en nuestras preferencias musicales?

Para abordar tan interesante temática nos hemos remitido a un capítulo de libro publicado en 2016 por las doctoras Alinka Greasley y Alexandra Lamont. Esta publicación trata los diferentes factores que influyen en nuestras preferencias musicales.

A lo largo de 25 páginas, las autoras tratan de dilucidar los factores que influyen en los gustos musicales (personalidad, edad, identidad, género, cultura, etc.) citando, entre otras, el “modelo de retroalimentación recíproca de respuesta musical” descrito por David Hargreaves y Adrian North. Se trata de un texto de sumo interés para todas aquellas personas que desean conocer por qué nos gusta la música que nos gusta a lo largo del tiempo. La publicación analiza diferentes herramientas para conocer las preferencias musicales, como por ejemplo el test STOMP, el cual asocia 14 estilos/géneros musicales con factores de la personalidad. Además, también se asocian atributos musicales a cada uno de estos estilos/géneros. Por ejemplo, la personalidad “reflexiva y compleja” fue asociada con las preferencias: clásica, jazz, blues y folk, y los atributos musicales: tiempos lentos, muy poco cantábile, lírica, altos niveles de complejidad, afecto positivo y negativo, y bajos niveles de energía.

En referencia a la categorización de géneros/estilos musicales, existen diferentes clasificaciones (dimensiones) acorde a la naturaleza de cada uno de los estudios científicos. Mientras algunos estudios categorizan 16 estilos/géneros en cuatro dimensiones, otros lo hacen con 30 estilos/géneros en ocho dimensiones. La visión más holística trata de atribuir por un lado, una clasificación de estilos/géneros musicales asociados a características de la personalidad del oyente, así como a unas características musicales determinadas como las mencionadas anteriormente. Todas estas pautas, resultan complejas para géneros como las bandas sonoras, dado que éstas pueden albergan un híbrido de diferentes estilos/géneros. Por otro lado, las letras de las canciones son una variable a tener en cuenta por algunos participantes a la hora de elegir sus preferencias musicales.

Los diferentes factores de la personalidad (apertura a experiencias, etc.) del oyente, como las auto-percepciones sobre: política, autoestima, etc. también repercuten sobre sus preferencias musicales. Según mencionan Greasley y Lamont en su trabajo citando a Rentfrow y Gosling (2003), se ha demostrado que la preferencia por estilos/géneros musicales reflexivos y complejos, como la música clásica y el jazz, presentan una correlación positiva con la apertura a experiencias, la inteligencia auto-percibida y el liberalismo político. Pero la realidad es que existen numerosos factores que también influyen en las preferencias musicales, como por ejemplo la edad –el interés y compromiso por la música puede disminuir con la edad–, el sexo, etc. Parece obvio pero existen estudios que concluyen que las personas más jóvenes prefieren géneros como hip-hop y el rap mientras que las de mayor edad se decantan por la música clásica. En los adolescentes, el entorno condiciona mucho a la hora de disponer de una preferencia musical determinada, mientras que en los adultos ésta se mantiene más estable en el tiempo. La idea de “encajar” en un grupo es importante según a que edad, y si para ello han de escuchar una determinada música, así lo hacen. Por ello es en la infancia y en la edad adulta temprana cuando las personas tolerarán un mayor número de músicas distintas. La condición social de la música, en cuanto a estereotipos se refiere, es otro factor determinante para elegir nuestras preferencias musicales. Por ejemplo los aficionados a la música clásica obtuvieron puntuaciones altas en cuestiones como la estabilidad emocional, según desvelan los resultados del trabajo de Rentfrow et al. (2009) citado en Greasley y Lamont (2016).

Con todo lo mencionado anteriormente disponemos de elementos como la edad, el género, la personalidad, la identidad y los valores, por mencionar algunos, que también influyen en los gustos musicales, así como también lo hace la respuesta musical –fisiológica, cognitiva y afectiva. En este sentido los estudios de corte cualitativo ocupan un papel relevante. Al fin y al cabo, son numerosas variables las que determinan nuestros gustos musicales. Pero también puede parecer curioso que la respuesta cognitiva pueda ser determinante, por ejemplo, el comprender la historia o la forma musical de una pieza musical en cuestión. Si bien también es cierto que para otras personas es más determinante lo que la música les hace sentir, es decir, el plano emocional; la capacidad que tiene la música para modificar sus estados anímicos. Del mismo modo adquiere especial relevancia a la hora de elegir nuestras preferencias musicales el contexto al que nos estamos refiriendo, por ejemplo, no es lo mismo preguntar en general que ser más preciso indicando qué música es nuestra preferida para estudiar, viajar, realizar ejercicio físico, etc. De lo que no cabe duda alguna es de que la relación del gusto con la familiaridad al estilo/género musical en cuestión es determinante a la hora de elegir las preferencias musicales.

En resumen se trata de un capítulo de libro con una amplia aportación bibliográfica sobre las preferencias musicales y que aporta una información valioso sobre el por qué nos gusta la música que nos gusta.

+ Información en: Greasley AE., y Lamont AM. (2016). Musical preferences. In Hallam S., Cross I., y Thaut M. (Eds.). Oxford Handbook of Music Psychology (2nd ed.). Oxford: Oxford University Press.

1 comentario

  1. Como siempre, o casi siempre, los angloamericanos hacen «estudios científicos» que sólo sirven para su ignorante y racista sociedad.

    ¿Quién demonios escucha jazz, blues o «folk», sea lo que sea eso (es como tipo música country, ¿verdad?)? ¿En serio conocen a mucha gente entre los 500 millones de personas que hacemos la Hispanidad que escuche esas musicas que nada tienen que ver con nuestras tradiciones musicales ni nuestras realidades diarias? Claro que no, la mayoría de nosotros contamos con los dedos de una mano las personas que escuchan esos tipos de músicas angloamericanas y en muchos lugares la gente no sabe ni que existen.
    ¿Y que decir del resto del mundo? ¿De verdad en la India con sus 1.300 millones de habitantes mucha gente escucha blues? ¿O tal vez en la China con sus 1.400 el jazz triunfa, o en el mundo islámico o en el África negra?
    Ese estudio no tiene ninguna validez científica por ser totalmente «gringocentrista».

    La gente gusta de la música que conoce, que comprende. Esto significa que el gusto lo hace la cultura, como docenas de pensadores serios llevan diciendo desde los inicios de la psicología del arte en Europa hace dos siglos. Por eso a los chinos les gusta la música china que a los occidentales nos suena a gatos riñendo, y por eso a los africanos negros les gusta la música de tambores y coros que a nosotros nos suena animada pero monótona, y por eso a los argentinos les gusta el tango, a los españoles les gusta el flamenco, a los cubanos la salsa, etc. Porque es la música que oyeron dsde niños en la cuna y que está presente en sus sociedades.
    Y por eso a la gente con culta le gusta la música «clásica», porque es la musica con que estuvieron en contacto desde la infancia. Y entrecomillo «clásica» porque el propio adjetivo para una música que tiene 1.500 años de historia y cientos de estilos y variantes es una estupidez reduccionista como lo sería llamar a toda la literatura artística desde Homero hasta Murakami literatura «clásica».
    ¿Cual música «clásica» les gustó a esos sujetos del estudio? ¿El antiguo canto romano, el hispanovisigodo, el gregoriano, la primera polifonía de la Escuela de Notre Dame, la escuela franco-flamenca renacentista de Josquin des Prez y Ockeghem, la música sacra del Siglo de Oro de la polifonía, con Morales, Palestrina y Victoria, el primer barroco italiano de Monteverdi o Gesualdo o tal vez el barroco posterior de Corelli o Vivaldi, o el gran barroco alemán de Bach y Händel, o ya la música del Clasicismo (la que de verdad se puede decir «clásica») de Haydn y Mozart y el Beethoven joven? ¿O quizás les gustaba la música romántica de Chopin, Brahms, Schumann? ¿O sería la música vanguardista de Stravinsky, Schönberg y Bartok? ¿O tal vez la más actual de Arvo Part, o la más vanguardista de Wolfgang Rhim o Alberto Posadas? ¿O me van a contar que a las mismas personas que les gusta las cantigas medievales de Alfonso X el sabio les gustaba también la música electrónica de Stockhausen y a la misma gente que le gusta Schubert les gusta la música microtonalista de Ligeti? Pues no, dentro de la música «clásica» hay tantos estilos y lenguajes, y tan diferentes que los que gustan a unos no gustan a otros. Nadie puede decir que le gusta la música «clásica» así al completo.
    Y esa correspondencia entre inteligencia y gusto por la música «clásica» me parece totalmente clasista y discriminatoria que no puedo creer que ningún estudio de veras científico sostenga.

    Y la música colonial angloamericana, porque eso son el rock, el rap, el hip-hop, el funky, etc, instrumentos de colonización cultural, como su cine y series, si han colonizado sociedades centenarias de todo el mundo ha sido porque están omnipresentes en TV, radio, plataformas de internet, hasta en hilos musicales de empresas y comercios. No tiene nada que ver con el carácter o con la inteligencia o con otras consideraciones peregrinas. Si desde que naces te meten «por vena» la música comercial estadounidense y la inglesa pues obvio que tu gusto musical va a ser el angloamericano e inglés. Y si creces con la música popular de tu cultura pues te gusta la de tu cultura. Ya dije, por eso a los chinos les gusta la música china, a los hindúes la música india, a los indígenas y mestizos mexicanos de Veracruz el son jarocho o a los bolivianos la cachua, etc, etc. Lo que no van a ver va a ser a un grupo de músicos andinos tocando heavy metal, no por nada mas porque no les gusta, tenganlo por bien seguro.
    La música que se ama es la que se «mamó» desde chiquitos. Pongan a un niño de una familia esquimal sin estudios a escuchar música del Romanticismo alemán a diario desde bien pequeñito, y cuando a los 13 o 14 años deje de ser un mero oyente pasivo para pedir y buscar él la música que quiere escuchar, ésta estará llena de música de Liszt, Chopin, etc. Pónganle a escuchar música española de flamenco y buscará Paco de Lucía, Camarón de la Isla, etc. Pónganle canción ligera francesa y pedirá Jaques Brel, Charles Aznavour, etc. Y así con cada cultura y estilo musical del mundo. Este mundo en el que por fortuna hay mucho más que Jazz, Hip hop, Blues, Country y música «clásica».
    Luego ya están las máscaras, los disfraces, las poses que todos usamos, y que hacen que un joven no queira escuchar tal o cual música porque o es «de viejos» o es de otra tribu urbana contraria a la suya, auqnu en el fondo le gusta, o pendejadas así. Pero todo eso viene bien detrás de la cultura musical que recibe uno desde chico.

    Consejo: dejen de recurrir a fuentes angloamericanas. Si no saben idiomas y no pueden recurrir a estudios en alemán, italiano, francés, ruso, japonés, chino, etc, el traductor automático DeepL es la solución, mucho mejor que el de google. Y si no, limítense a los estudios de científicos hispanos, que entre los cientos de universidades que tenemos a ambos lados del océano, seguro tiene que haber estudios de todo tipo y condición centrados en nuestro ámbito cultural o tal vez el ámbito mundial, que sería lo ideal.

    Un saludo.

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